Los vehículos eléctricos obtienen su capacidad de movimiento por la energía eléctrica liberada por unas baterías o bien por una célula de combustible de hidrógeno. El sistema de generación y acumulación de la energía eléctrica constituye el sistema básico para mover un vehículo eléctrico. Generalmente, para ello se utilizan los acumuladores electroquímicos, formados por dos substancias conductoras bañadas en un líquido también conductor. El intercambio de cargas positivas y negativas entre ambos componentes mantiene una corriente eléctrica que puede ser utilizada para el funcionamiento del motor del vehículo eléctrico.
En el motor de combustión, sólo el 18% de la energía del combustible es utilizada para mover el vehículo, el resto sirve para accionar el motor. En el vehículo eléctrico el 46% de la energía liberada por las baterías sirve para mover el vehículo, lo que indica una eficiencia entre 10-30% superior de este respecto al vehículo convencional con motor de explosión.
En un vehículo eléctrico puede haber un solo motor de tracción o varios, adosados a las ruedas. Su función es transformar la energía eléctrica que llega de las baterías en movimiento. Esta energía puede ser aprovechada tal cual llega, o sea, en forma de corriente continua o bien, y gracias a un transformador, en forma de corriente alterna.
La energía eléctrica se produce en centrales que en nuestro país esencialmente en más de un 55 % queman combustibles fósiles y energía nuclear. Por este motivo la electricidad sólo puede sumarse como forma ecológica si se produce con fuentes renovables tales como energía solar, eólica, hidráulica o biomasa (un 34 %). Todavía pues nos falta para alcanzar un sistema eléctrico 100 % renovable como ha demostrado Greenpeace que es posible. Pero sin embargo, la presencia de vehículos eléctricos en entornos urbanos puede animar el desarrollo de las energías limpias. Las entidades que promueven los vehículos eléctricos apuestan por estaciones de recarga públicas alimentadas con energía solar.
[ad#ad-1]Los motores eléctricos también pueden funcionar con la electricidad generada en una célula combustible donde al forzar el paso de hidrógeno por la misma este en contacto con el oxígeno genera electrones y como residuo agua caliente pura. Las células de combustible todavía están en fase de experimentación en diferentes automóviles dotados de hidrógeno como combustible.
Actualmente, también existen vehículos híbridos que llevan sincronizados un motor de explosión con otro de eléctrico.
SEAT ha reunido esta semana en sus instalaciones de Martorell a los más de 100 especialistas de las empresas, Universidades y Centros Tecnológicos que participan en el Cenit VERDE. Este innovador y estratégico proyecto va a desarrollar las tecnologías y los componentes clave para que los automóviles híbridos y eléctricos sean una realidad en nuestro país, desde las baterías y los motores eléctricos, hasta los sistemas de recarga.
El presupuesto de VERDE, que está liderado por SEAT a través de su Centro Técnico, es de 34 millones de euros y cuenta con el apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), entidad dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación. Participaron en la reunión las 16 empresas asociadas al proyecto, entre las que destacan Endesa, Iberdrola, REE, Cegasa, Siemens, Ficosa o Circutor, así como las 16 Universidades y Centros Tecnológicos, bajo la coordinación del CTM Centre Tecnològic, de Manresa.
La primera reunión del proyecto ha estado presidida por el Vicepresidente de I+D de SEAT, Frank Bekemeier, que ha estado acompañado por el Director de Productos Industriales y Sociedad de la Información del CDTI, Carlos de la Cruz, y por el Director de CTM Centre Tecnològic, José Manuel Prado. Bekemeier remarcó “la importancia que para España, su desarrollo tecnológico, sus opciones de futuro y su tejido industrial tiene este proyecto. Todos los que colaboramos hemos aceptado uno de los mayores retos que ha habido nunca en este país”.