El aceite de cocina usado puede convertirse en gasolina diesel si es convenientemente recogido y transformado. Esto evita el impacto ambiental de tirarlo por el desagüe y supone un combustible ecológico que hasta puede producirse de forma casera, aunque con limitaciones. Su utilización es doblemente ecológica, al evitar que contamine el medio ambiente cuando se aprovecha como biocombustible.
Diversos sistemas permiten incluso producirlo en casa, aunque para consumirlo con plenas garantías se aconseja su elaboración industrial. Por su parte, cada vez más municipios españoles ponen en marcha proyectos para potenciar este biodiesel, aunque su desarrollo todavía es incipiente. En este sentido, la colaboración de los consumidores es fundamental para su desarrollo.
El correcto reciclaje del aceite usado pasa por depositarlo en un recipiente adecuado y llevarlo a lugares específicos para su recogida, como los puntos limpios.
Sin embargo, la falta de concienciación, el desconocimiento, o las pocas facilidades para su recogida llevan a la gran mayoría de los consumidores a verterlo en la basura o por el fregadero, lo que puede suponer un grave problema medioambiental y de salud pública. Para empezar, este residuo contribuye a la reproducción de potenciales bacterias nocivas en las tuberías, a la obstrucción de las mismas al solidificarse y a la generación de malos olores en las casas.
Un solo litro de aceite doméstico puede contaminar mil litros de agua y provocar importantes alteraciones en el ecosistema. Por ejemplo, se puede adherir a las agallas de los peces, y en la superficie de los ríos crear una capa que deteriore su oxigenación.
Por ello, diversos expertos aconsejan utilizar este aceite usado para producir biocombustible.
[ad#ad-1]Asimismo, su uso como combustible diésel permite abaratar costes de producción, y se trata de una buena materia prima, según un estudio de un equipo de científicos de la Universidad de Castilla-la-Mancha y de la Universidad de Antioquia (Colombia), que ha demostrado que no genera más emisiones de CO2 que los aceites puros.
Pero este tipo de biodiesel, en España, no interesa su venta a las grandes compañías petroleras y son ellos los que controlan la gran parte de la distribución en gasolineras.
El autobús puede ser un ejemplo en el que se unan diversas prácticas ecologistas. Los consumidores, además de utilizar este medio de transporte público, pueden reciclar el aceite usado de sus casas para que se convierta en su combustible. Así lo ha visto Stagecoach, una de las compañías de autobuses más importantes del Reino Unido. Sus responsables reducen el precio del billete a los usuarios que entreguen su aceite usado a la empresa, que utiliza vehículos con este tipo de biodiesel.
¿Es una buena idea no?
1 comentario
Muy buena idea. Estoy esperando algo similar por estas tierras, que falta nos hace.
Saludos