En la reciente cumbre de cambio climático de Copenhague el acuerdo justo, ambicioso y vinculante para hacer frente al cambio climático que esperaba firmarse, no se produjo. En vez del tan esperado y legalmente vinculante tratado de cambio climático, tenemos el Acuerdo de Copenhague.
Esta última cumbre de cambio climático tenía como objetivo firmar un nuevo acuerdo sobre el cambio climático bajo el paraguas de las Naciones Unidas, para abordar la reducción en las emisiones y la adaptación al cambio climático. Pero con algunos de los 192 países presentes negociando entre sí fuera de la sede de la cumbre, las disputas reñidas sobre la forma legal del tratado agotaron la confianza, la paciencia y sobre todo, el tiempo.
En opinión de David Howell, Coordinador del Área de Políticas Ambientales de SEO/BirdLife presente en la ciudad de Copenhague durante la cumbre, “al caos organizativo de la cumbre hay que sumar el caos diplomático, el caos participativo, la falta de previsión con el recinto colapsado y la sociedad civil excluida de manera arbitraria y totalmente desproporcionada. Además, parece mentira que el mundo tuviera que esperar hasta los últimos dos días de dos años de negociaciones para que los líderes mundiales y la ONU se dieran cuenta de la seriedad de la situación. Pero fue demasiado tarde para llegar a un acuerdo en condiciones; entre otros motivos, porque a lo largo de estos dos años de trabajo ni siquiera habían acordado cómo iban a negociar un acuerdo. ”
El Acuerdo de Copenhague no incluye objetivos para ayudar en la lucha contra el cambio climático. No hay acuerdo sobre una meta global de mitigación a largo plazo, de un 50% para 2050 para evitar el cambio climático peligroso. Tampoco hubo acuerdo para que las emisiones globales debieran alcanzar su máximo entre 2015-2020. Según el IPCC, ambas metas son necesarias para conseguir la estabilización de los niveles de CO2 en 450ppm y así evitar que la temperatura promedia global se aumente en más de 2ºC por encima de los niveles preindustriales, que provocaría impactos peligrosos e irreversibles sobre la naturaleza, la gente y la economía.
Peticiones de BirdLife International
“BirdLife International pidió a los líderes mundiales que acordaran metas concretas de reducción de emisiones en Copenhague -y nos han fallado-” dijo Melanie Heath, Asesora de Cambio Climático de BirdLife. No obstante, el Acuerdo de Copenhague sí proporciona formas y contextos políticos y constituye una útil –aunque insuficiente- base para negociaciones y acuerdo en 2010.
“Es imprescindible que todos los países avancen sobre este acuerdo y sobre los textos elaborados desde Bali en 2007, y que trabajen juntos para finalizar un acuerdo potente y legalmente vinculante lo antes posible en 2010. La gente y los ecosistemas del mundo no se pueden permitir – y algunos de ellos no sobrevivirán- las consecuencias ambientales, sociales y económicas de más retraso” dijo Melanie Heath.
Cinco demandas de BirdLife International
[ad#ad-1]BirdLife International creía que un acuerdo global en Copenhague debía responder a cinco demandas. A continuación se hace un balance de cada una de las propuestas.
1. Recortar las emisiones hasta el punto necesario para limitar el aumento medio de la temperatura global a por debajo de 2ºC sobre los niveles pre-industriales.
Los firmantes del Acuerdo de Copenhague acordaron que, según las pruebas científicas y el Cuarto Informe de Evaluación del IPCC, se necesitan reducciones profundas en las emisiones globales para mantener el aumento en la temperatura global por debajo de 2ºC. El Acuerdo establece un calendario durante el cual los países comunicarán loo detalles de los compromisos y acciones de reducciones en las emisiones para el 31 de enero de 2010.
Pero no hubo acuerdo sobre una meta a largo plazo para evitar el cambio climático peligroso. Tampoco hubo acuerdo que las emisiones globales deberían alcanzar un máximo para 2015-2020 y nada es legalmente vinculante.
2. Reconocer la importancia vital de conservar la biodiversidad, los ecosistemas y los servicios esenciales que nos proporcionan, en la mitigación del cambio climático y en particular, en la reducción de las emisiones de la deforestación (‘REDD’, por sus siglas en inglés).
El Acuerdo de Copenhague reconoce el papel crucial del reducir las emisiones asociadas a la deforestación y la degradación forestal y la necesidad de aumentar la función de los bosques como sumideros de emisiones de gases de efecto invernadero. El Acuerdo reconoce la necesidad de incentivar de manera
positiva estas acciones mediante la creación inmediata de un mecanismo para facilitar la movilización de los recursos financieros de los países industrializados.
3. Reconocer la importancia vital de conservar la biodiversidad, los ecosistemas y los servicios imprescindibles que nos proporcionan en la adaptación al cambio climático. Los firmantes del Acuerdo de Copenhague reconocen los impactos severos del cambio climático sobre los países que son especialmente vulnerables a sus efectos adversos y hacen hincapié en la necesidad de establecer un programa exhaustivo de adaptación que incluya el apoyo internacional.
No obstante, es necesario avanzar y ampliar este programa de manera urgente dentro del Acuerdo eventual. Falta concreción y no cumple las esperanzas de lo que se necesita para salvaguardar a los países, poblaciones y ecosistemas más amenazados por el cambio climático. Se apoyó el reconocimiento del papel de los ecosistemas y BirdLife trabajará para que se incluyera en el acuerdo eventual.
4. Proporcionar los fondos necesarios para que los países en desarrollo reduzcan las emisiones de la deforestación, permitiendo la adaptación al cambio climático y apostando por un desarrollo bajo en carbono.
El Acuerdo de Copenhague afirma que el compromiso colectivo de los países industrializados es proporcionar recursos nuevos y adicionales, incluyendo deforestación e inversiones mediante instituciones internacionales, de casa 30 mil millones de dólares para el periodo 2010-2012, con un reparto
equilibrado entre adaptación y mitigación. La financiación de adaptación se priorizará para los países en desarrollo más vulnerables, como los menos desarrollados, los pequeños países insulares en desarrollo, y África. En el contexto de acciones serias de mitigación y transparencia sobre implementación, los países industrializados se comprometen a un objetivo de movilizar juntos 100 mil millones de dólares al año para 2020, para responder a las necesidades de los países en desarrollo.
Esto responde en parte a las demandas de BirdLife pero no del todo, ya que se pidió una financiación aceptable, suficiente, nueva, predecible y equitativa para los países en desarrollo.
5. Garantizar y justificar, por parte de los países industrializados, que a través de los sectores del uso del suelo, incluyan debidamente la emisión y absorción de carbono a la atmósfera.
No hay nada sobre nuevas reglas en el Acuerdo de Copenhague. El texto que se debatió durante las dos semanas pasadas en Copenhague debería formar la base de la continuación de las negociaciones en 2010. Este asunto sigue siendo de importancia fundamental. Si se permite que los países industrializados sigan
escondiendo de su ‘contabilidad’ las emisiones asociadas a los cambios del uso del terreno, socavará de manera grave cualquier meta de reducción en las emisiones que estos países establezcan.
1 comentario
Ellos desde sus atalayas de gentes «poderosas» se sienten seguros y sirven a los intereses economicos de una minoria excluyendonos de cualquier acción participativa o solucion..
No piensan nunca en nosotros, solo piensan en su enorme ego.
Se rodean de policias para que los defiendan pero quien nos defiende a nosotros de ellos.
Solo nos queda una solución, la acción individual, nosotros decidimos en cada momento participar en su juego o no.
Fernando