En Julio de 2005 durante una vacación en tierras sanabresas, visité la presa rota de Ribadelago. Aquel recorrido por el cañón del río Tera fue un íntimo homenaje a las víctimas de la tragedia sufrida aquel 9 de enero de 1959 cuando las aguas recuperaron de un zarpazo la libertad que aquel muro les cercenaba y lo hicieron sin miramiento alguno, con la nocturnidad y alevosía de muchos grados bajo cero. Sí, el Tera sacó sus colmillos y los hincó sin piedad, como si vengara sobre los débiles el error de los poderosos.
Cincuenta años después de aquel suceso, la memoria fluvial tiene más episodios de dolor –pienso en Tous, y los lectores podrán aportar más ejemplos- y, lo que es peor, no se percibe una voluntad de verdadero cambio, de auténtico respeto a los valores de los ríos. Por el contrario, allí donde hay un caudal virgen, lejos de considerarlo bien en peligro de extinción, se pone en marcha el tinglado de las adaptaciones de leyes –pienso en Itoiz, e igualmente dejo espacio para las contribuciones de los lectores- y la clase política, sea cual sea su signo, varía más en las formas que en los fondos a la hora de abordar estas cuestiones.
[ad#ad-1]Poco hemos aprendido. La naturaleza continúa siendo esa entelequia a la que siempre se puede dar otra vuelta más de tuerca y los mensajes del movimiento ecologista más comprometido siguen relegados a la marginalidad, mientras los grupos menos consecuentes con sus ideas se prestan a decorar de verde sostenibilidad entramados que bien podríamos situar en las antípodas de la ecología.
Hoy, la presa rota de Ribadelago, esa tremenda mordida en el paisaje del Tera, es testimonio de un dolor cuyos causantes, gracias a vericuetos de la justicia siempre blindados a las clases modestas, quedaron sin castigo. Hoy, los supervivientes de aquel Ribadelago arrasado, merecen por lo menos, el afecto del recuerdo y el respeto hacia sus familiares desaparecidos a los cuales sólo rinde homenaje una placa colocada no hace muchos años allí, en aquel Ribadelago llamado viejo desde aquel 9 de enero de 1959 para diferenciarlo del otro, del nuevo, un conglomerado blanco sin sensibilidad hacia la arquitectura de la zona, al que también se conoció –no podía ser de otro modo- como Ribadelago de Franco.
Victoria Trigo Bello
(Zaragoza)
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Informamos que el próximo día 13 de Enero de 2009 se emitirá en TVE 2 a las 22:45, en el programa DOCUMENTOS TV:
EL DOCUMENTAL:
“CATÁSTROFE EN RIBADELAGO”
RIBADELAGO: el pantano del olvido
En la madrugada del día 9 de enero de 1959 las aguas reventaron la presa de Vega de Tera, de la compañía Hidroeléctrica de Moncabril, cerca del nacimiento de ese río y a escasos kilómetros del lago de Sanabria. La avalancha de agua, rocas y grandes troncos de árboles arrasó el pueblo de Ribadelago en 14 interminables minutos y 144 de sus habitantes perecieron ahogados. Sólo se rescataron del lago de Sanabria 28 cadáveres.
Desde el primer momento, las autoridades y la prensa franquista minimizaron la tragedia reduciendo el número de víctimas, ocultando las razones de la destrucción de la presa y haciendo de la ayuda a los supervivientes una causa de caridad colectiva.
Para depurar responsabilidades, se celebró un juicio en el que fueron condenados a un año de prisión menor cuatro directivos y empleados de la empresa, a los que una vez recurrida la sentencia se les absolvió o indultó. Las indemnizaciones, diferentes para los hombres, mujeres o niños, llegaron a los supervivientes mal y en algunos casos nunca.
El pueblo quedó completamente destruido. Franco ordenó construir uno nuevo (Ribadelago de Franco). El gobierno utilizó la desgracia para hacer un llamamiento a la solidaridad internacional que fue escasa, pero muy celebrada internamente como reconocimiento del régimen.
El documental CATÁSTROFE EN RIBADELAGO ha reunido testimonios de testigos directos, acusados y especialistas, y a través de imágenes, algunas inéditas, narra la tragedia que sufrieron los vivos y los muertos de aquel olvidado pueblo sanabrés.
Los supervivientes de la catástrofe de Ribadelago recuerdan el drama y el terror, los chantajes que soportaron para ocultar la verdad y el olvido que se les impuso. Cincuenta años más tarde, ellos siguen mirando al lago de Sanabria, cementerio de sus seres queridos, con el sufrimiento que el tiempo no acaba de apaciguar.
Un documental producido por HEPKRA Digital S.L. y las empresas del Grupo HEPTENER de Zamora y dedicado a las víctimas de aquella olvidada tragedia.
Para más información visitar la página oficial de Documentos TV: http://www.rtve.es/programas/documentostv
Guillermo López Krahe – HEPKRA Digital – Enero 2009