Casi en todos los países en desarrollo y en muchos países en transición hay enormes acumulaciones de desechos de plaguicidas tóxicos que constituyen un grave problema. Más de medio millón de toneladas de plaguicidas viejos y sin utilizar, prohibidos o vencidos, ponen en peligro el medio ambiente y la salud de millones de personas en esos países. Las cifras son espectacularmente superiores a anteriores estudios.
Si bien en África y el Medio Oriente hay más de 100 000 toneladas, en Asia hay casi 200 000 toneladas y una cantidad semejante en Europa del Este y en la antigua Unión Soviética.
Los vertederos de desechos contienen algunos de los insecticidas más peligrosos, entre ellos: aldrín, clordano, DDT, dieldrín, endrín y heptacloro, prohibidos en la mayor parte de los países, junto con los organofosfatos. Al descomponerse los plaguicidas sus derivados pueden resultar más tóxicos que la sustancia de origen. Además de los plaguicidas, los vertederos contienen pulverizadores, contenedores vacíos y vastas superficies muy contaminadas.
Muchas acumulaciones están cerca de los campos agrícolas y pozos de las zonas rurales pobres, y de las viviendas, almacenes de alimentos y mercados de las zonas urbanas.
Los vertederos a menudo están abandonados, no reciben mantenimiento y están en malas condiciones. En muchos casos los plaguicidas se dejan al aire libre o se almacenan en estructuras de lodo de poca consistencia o de paja con pisos de tierra, además de que muchos contenedores se corroen. Además, las sustancias tóxicas se filtran al suelo y eso es consecuencia de dolores de cabeza, náuseas y tos.
[ad#ad-1]Los desechos de plaguicidas se han acumulado desde hace más de 30 años y se añaden constantemente otros productos contaminantes. Los plaguicidas obsoletos se han acumulado porque no se utilizan o no se eliminaron una vez prohibidos por motivos de salud o ambientales. En numerosos países africanos, por ejemplo, se utilizó dieldrín para combatir los brotes de langostas hasta fines de los años ochenta. Posteriormente se decidió no seguir utilizando esta sustancia, pero los sobrantes no se eliminaron ni se utilizaron.
Algunas fórmulas no son estables en las condiciones tropicales, se deterioran aceleradamente. En algunos casos no se etiquetaron los plaguicidas o sus etiquetas contienen explicaciones incomprensibles para los usuarios y, por lo tanto, no se aplicaron nunca.
En el pasado, las organizaciones internacionales de asistencia proporcionaron plaguicidas con buenas intenciones, pero la falta de coordinación entre esos organismos ha sido uno de los principales factores de la acumulación o suministro excesivo de esas sustancias. Además, los gobiernos de algunos países en desarrollo, en particular aquellos cuya economía está regida por el Estado, han comprado plaguicidas y luego no los han utilizado.
Los principales productores de plaguicidas están en Europa, los Estados Unidos, Japón, China y la India. Existe mucho dinero en el suministro de plaguicidas. En consecuencia, una serie de intereses ocultos puede intervenir en las decisiones relativas al suministro o donación de plaguicidas. Estos intereses a menudo no corresponden estrictamente a la mejor solución técnica para los problemas de plagas.
Las ventas de los plaguicidas hacen ganar a las compañías más de 30 000 millones de dólares al año, más del 80 por ciento está dividido entre 8 compañías: Aventis, BASF, Bayer, Dow AgroSciences, Dupont, Monsanto, Sumitomo y Syngenta.
La eliminación y la destrucción de estas sustancias es costosa, alrededor de tres dólares EE UU por kilogramo o litro, suma que deben aportar casi en su totalidad los gobiernos y las organizaciones de ayuda.
Es decisivo el apoyo de la industria para eliminar los plaguicidas, ya que los organismos de asistencia de los países donantes no pueden cubrir todos los gastos. La FAO ha exhortado a las empresas químicas representadas en la Global Crop Protection Federation (federación mundial de protección agrícola) a participar en las actividades de eliminación. Actualmente, el único método de eliminación inocuo y aceptable para el medio ambiente es la incineración, y la industria se ha comprometido a pagar por la aplicación de este procedimiento para eliminar plaguicidas obsoletos, pero a la fecha -afirma la FAO-, la contribución de las empresas ha sido escasa.
La FAO insta a sus Estados Miembros a utilizar los métodos inocuos para el medio ambiente de lucha integrada contra las plagas y reducir drásticamente la utilización de plaguicidas cuando sea.
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MUYY BUENA INFORMACIONN