La cumbre del G-8 en Japón ha sido muy criticada. Muchas organizaciones ecologistas consideran que se ha dado un retroceso con respecto a la cumbre del clima de Bali celebrada hace 6 meses.
Ecologistas en acción ha publicado el sigiente artículo:
«El acuerdo sobre el cambio climático del G-8 reunido en Japon es un retroceso comparado sin ir más lejos, con la cumbre del clima de Bali, celebrada hace seis meses. En Japon los países más ricos del mundo han acordado intentar reducir a la mitad las emisiones de CO2 a la atmósfera para 2050. Pero en la reunión de cambio climático de Bali se llegó a poner en el texto final que serían necesarias reducciones de los países industrializados del 25 al 40 por ciento en 2020, y que las emisiones globales comenzasen a reducirse en un máximo de 15 años y disminuyeran a la mitad en 2050. Algo mucho más concreto y cercano en el tiempo.
[ad#ad-1]Los científicos del IPCC, dejaron bastante claro en su último informe de Mayo de 2007 que esa es la ruta para evitar un cambio climático peligroso, es decir una ruta que evite, con cierta confianza, que la temperatura aumente más de 2ºC sobre la época preindustrial.
En Bali los EEUU decidieron por fin “ceder” y sumarse al acuerdo general. El precio por ello fue que el objetivo para 2020 se sacara del texto principal y quedase en un pié de página. Además la Unión Europea pocos meses después olvidó su propuesta y se apuntó a un objetivo de reducción de sólo un 20 por ciento en 2020, menos de lo que reconocía como necesario.
El acuerdo del G8 continúa por el sendero de las rebajas en primer lugar porque propone una reducción del 50 por ciento para los países industrializados a mitad de siglo cuando en esa época deberían ser del 80 por ciento.
Pues somos los responsables del inicio del cambio climático por haber acumulado la mayor parte del CO2 excedentario en la atmósfera. En segundo lugar, si no se establece un objetivo intermedio antes de 2050 la sociedad recibe el mensaje de que la propuesta no va en serio, y es casi asegurar que no se cumplirá.
Finalmente, la referencia que quiere tomarse para esa reducción del 50 por ciento es «el actual nivel» de emisiones y no la de 1990, año de referencia del Protocolo de Kioto. El truco es que entre 1990 y ahora las emisiones mundiales crecieron un 24% por lo que se ahorran una buena parte del esfuerzo de reducción.
El G8 ya ha venido tratando el “asunto” del cambio climático en varias reuniones, al principio solo expresiones de preocupación, y cuando por fin parecen decidir algo es para retrasar la lucha por frenar el cambio climático».