Un viaje que no dejó de sorprenderme. Cada kilómetro recorrido era una sorpresa que nos tenía deparada la Naturaleza. Todo verde, todo agua, todo inmensidad. Aquí hicimos una parada. Los miles de montones de piedras acumulados en la cima de esta montaña eran todo una incógnita. Diez minutos admirando este paisaje te ayudaba a recordar lo insignificantes que somos y lo importante que es cuidar la tierra donde vivimos. Aún hay muchos rincones por descubrir y quiero que sigan allí cuando vaya, vírgenes, inmaculados, impolutos.
AUTORA: Marina López
[ad#horizontal]
4 comentarios
Que lindo!!! Yo también siento lo mismo, que bien nos hace el contacto con la naturaleza!
ola
a mi me parace un paisaje muy triste y con poca fauna creo que el otro relato esta mejor expresado y es mas bonito.
yo voto al otro
Muy bueno el texto 😉