Fue en una excursión a Braga, en Portugal. Es una ciudad preciosa, en la que la naturaleza está presente en cada rincón. Todas sus calles y avenidas están llenas de flores, de árboles, de vida. Pero fue cuando llegué a uno de sus parques cuando estas flores llamaron mi atención. No se el porqué, ni siquiera creo que lo haya. Pero algo me atrajo hacia ellas, hacia el maravilloso contraluz que ofrecían con la puesta de sol. Y no es sino ahora cuando, escribiendo estas líneas, me doy cuenta del motivo, de la verdadera razón de mi atracción. Y es mucho más simple de lo que puedas imaginar. Es lo difícil que es hoy en día encontrar, en un lugar habitado, una naturaleza tan limpia y tan pura como la que yo encontré allí. Porque aunque no nos demos cuenta, los seres humanos estamos matando al mundo. Y eso, amigo mio, algún día nos pasará factura. Y entonces ya será tarde para remediarlo.
AUTOR: Paula Orduña
2 comentarios
Muy bueno el texto! Y la foto también 😉
¡Gracias! =)