El transporte es uno de los sectores que más emisiones de CO2 generan y, dentro de este sector, el transporte de mercancías y la logística suponen una gran parte de las emisiones producidas en los países desarrollados, por ejemplo en España rondan el 15% del total.
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero pasa por actuar en este sector mejorando las tecnologías de los medios existentes, primando las formas de transporte más sostenibles y reduciendo el transporte de ciertas mercancías con el fomento del consumo de productos cercanos.
[ad#ad-1]En este sentido, los consumidores tenemos cada vez más herramientas para seleccionar aquellos productos que provengan, en parte o en su totalidad, de transportes más sostenibles como el barco o el tren. Para ello, podemos informarnos a través de los informes que realizan algunas cadenas de distribución y comercialización que incluyen quiénes son sus principales transportistas y qué medios utilizan para llevar sus productos desde los centros de producción y logística hasta sus centros comerciales.
Como ejemplo, os dejamos el enlace del informe ambiental de una conocida cadena de alimentación.
También existen calculadores web que nos permiten conocer cuál es el impacto ambiental y energético de los distintos medios de transporte de mercancías, y que pueden servir a los transportistas y a los consumidores para poder hacer análisis del impacto ambiental del ciclo de vida completo de un producto. Un ejemplo de estos calculadores es EcoTransIT, avalado por la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Pero la principal herramienta con la que contamos los consumidores para reducir las emisiones de los transportes de mercancías, es el consumo de productos generados en lugares próximos a los de su comercialización, reduciendo los kilómetros que viajan esas mercancías hasta las tiendas donde los adquirimos. Para ello, simplemente tenemos que informarnos a la hora de comprar un producto de su lugar de procedencia.
Este modelo de “consumo cercano” es especialmente beneficioso en el caso de los alimentos frescos, donde podemos reducir hasta en un 90% el consumo energético de su ciclo de producción y transporte, además de otras ventajas como son potenciar un modelo de producción y consumo donde se abaratan los costes, se produce un mayor beneficio para el productor, al reducir los centros logísticos por donde pasa el producto y por tanto los intermediarios, y se mejora la calidad de los alimentos, al disminuir su tiempo de transporte, teniendo productos más frescos y en el caso de frutas, hortalizas y verduras un mayor grado de maduración que mejora las propiedades nutritivas del producto.
Algunas webs y cooperativas de consumo promocionan esta relación directa entre productores y consumidores para conseguir una mejora de la calidad y una mayor sostenibilidad de la cadena de distribución, os dejamos un ejemplo al respecto:
http://www.alahuertadelaesquina.com/
En definitiva, a la hora de comprar, si nos informamos de cómo se han transportado y de dónde proceden los productos que adquirimos, podemos aportar nuestro grano de arena a la sostenibilidad del transporte y a la reducción de emisiones de CO2.
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