Una camiseta de algodón o una hamburguesa necesitan miles de litros de agua para ser producidas, lo que incide en la escasez de este recurso
Cada español consume de media al día unos 2.740 litros de agua. No se trata de una errata, sino de la cantidad empleada en elaborar, empaquetar y transportar los productos de consumo, conocida como «agua virtual». Por este concepto su creador, el investigador John Anthony Allan, recogerá en agosto el Premio Estocolmo del Agua, valorado en unos 96.000 euros.
Según estimaciones de la ONU, en 2020 el agua escaseará para más de 250 millones de personas en todo el mundo. En este sentido, algunos expertos aseguran que el agua sustituirá al petróleo en el siglo XXI como principal causante de conflictos armados a nivel internacional.
España no es ni mucho menos ajena a este problema: El consumo de agua se ha incrementado a todos los niveles en los últimos años, mientras que los recursos hídricos se han reducido en un 15%, como se señalaba en el Día Mundial del Agua, celebrado este 20 de marzo.
ohn Anthony Allan, investigador del King’s College de Londres y la Escuela de Estudios Orientales y Africanos, recuerda que los ciudadanos no sólo consumen agua cuando beben o se duchan, sino también cuando comen o se visten. Es el «agua virtual», un concepto que este científico británico ideó en 1993 cuando estudiaba la importación de agua como solución a la escasez de agua en Oriente Medio.
[ad#ad-1]Además de desarrollar la teoría, Allan creó también un método para calcularlo con exactitud: Por ejemplo, cada hamburguesa ingerida supone 2.400 litros de agua. A partir de la suma de los productos consumidos y su equivalencia en agua virtual, se puede afirmar que cada persona gasta entre 2.000 y 5.000 litros de agua por día de media.
El país en el que se vive también marca claras diferencias: Un estadounidense gasta anualmente por término medio unos 2.500.000 litros de agua virtual (unos 7.000 litros diarios), tres veces más que un chino (700.000 litros, unos 1.920 diarios).
En España, según cálculos de un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, cada ciudadano necesita un poco más de un millón de litros. De esta manera, el agua para beber (entre dos y cinco litros diarios) y para higiene y tareas domésticas (entre 50 y 200 litros) son una parte pequeña comparada con los 2.740 litros de agua virtual consumidos diariamente.
En cualquier caso, más allá de lograr datos llamativos, el investigador británico ofrece aplicaciones prácticas, como el denominado «comercio de agua virtual». Por ejemplo, un país árido o semi-árido como España puede intercambiar sus tomates (200 litros por kilo) por trigo (600 litros por kilo) de otros países con más agua. Por otra parte, los países pueden ajustarse al verdadero precio del agua, obligándose a tomar medidas de eficiencia en el consumo.
En este sentido, el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo, organizador del premio, ha valorado que la teoría del agua virtual «potencia el uso del comercio para aliviar la escasez de agua en algunas regiones y emplear de forma más eficaz los recursos hídricos». El Premio formará parte de los actos de la Semana Mundial del Agua, cuya sede este año se ubica en la capital sueca.