En los últimos años la disminución del coste de las llamadas “televisiones planas” había incrementado considerablemente el número de televisiones viejos que llegaban a las plantas de reciclaje. Así, durante 2009 los españoles enviaron a reciclar aproximadamente 12.000 toneladas de televisiones según estimaciones de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER).
Según las cifras que maneja la patronal del sector del reciclaje a lo largo del primer trimestre de 2010 la cantidad de televisores desechados ha seguido aumentando debido a otro hecho relevante, como es la llegada del llamado “apagón analógico” que está impulsando a muchos consumidores a cambiar su vieja televisión por una nueva, plana y con receptor de TDT integrado. Según informa la FER, este incremento que se está experimentando en 2010 se encuentra cercano al 25%. Por otro lado, es posible que el mundial de fútbol termine por “dar la puntilla” a estos antiguos televisores.
La forma en la que los viejos televisores llegan a las plantas de reciclaje pueden ser diferentes. Desde la retirada en el momento en el que el técnico entrega el televisor nuevo, al depósito por parte del ciudadano en el punto limpio de su localidad, pasando directamente por la red capilar de pequeños recuperadores que lo “rescatan” de la calle y lo llevan a una planta de reciclaje.
Una vez en la planta especializada de reciclaje, de las que existen en España una docena, da comienzo el laborioso proceso de desmontaje que permite el reciclaje de la mayor parte de sus componentes. Así, en primer lugar se separa la carcasa, normalmente de plástico, del tubo de rayos catódicos y de la electrónica que tiene un gran contenido de cobre. A continuación el tubo de rayos catódicos pasa por un proceso que lo separa en dos partes: la parte plana y la del propio tubo. En la parte plana se aspira meticulosamente el fósforo, un producto peligroso de color blanco. Por otro lado el vidrio de la parte cónica que contiene plomo es separado y triturado para poder fabricar hornos o vitrocerámicas, ya que el tradicional envío a fábricas de producción de nuevos televisores ha desaparecido al fabricarse exclusivamente pantallas planas.
[ad#ad-1]Las modernas plantas con las que se cuenta en España, permiten tasas de reciclaje de los televisores cercanas al 100%. Así, el 48% del vidrio sirve para fabricar hornos, vitrocerámicas, baldosas y otros elementos de vídrio. El 12% de acero o el 5,25% de cobre se envía a fundiciones de estos metales que fabrican todo tipo de productos nuevos de acero (vigas, coches, etc) o de cobre (cables, tuberías, circuitos integrados, etc). Y finalmente la parte de plástico (Poliestireno y ABS principalmente) se tritura y se envía a extrusionadores de plástico que fabrican con ellos nuevos productos.
Los miembros de la FER trabajan junto con los fabricantes de televisores, integrados en los distintos Sistemas Integrados de Gestión (SIG) para optimizar la logística de recogida de los equipos fuera de uso y para mejorar el reciclaje de sus componentes.
Esta colaboración entre ciudadanos, fabricantes y recicladores es las que está haciendo posible que España supere las directrices marcadas por la Directiva Europea 2002/95/96, que fija en cuatro kilogramos por habitante y año la cantidad mínima de recogida de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Dentro de los RAEE los televisores suponen una cuota cercana al 5%.
La Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER) es una asociación creada en 1982 con el fin de agrupar y defender los intereses de las empresas dedicadas al reciclaje de residuos en los distintos ámbitos económicos y sociales. La FER, integrada por más de 200 socios, actúa en nombre del sector recuperador („lobby‟) ante las Administraciones Públicas (Ministerio de Medio Ambiente, Ministerio de Industria, etc.) y los sindicatos, así como ante otras asociaciones empresariales o sectoriales, ya sean autonómicas, nacionales o internacionales.