A pesar de las importantes funciones que realizan y de la responsabilidad que conlleva el mantener una gran parte de la población europea de aves insectívoras, cada año millones de ellas son capturadas ilegalmente.
Las autorizaciones de capturas “excepcionales” de fringílidos han sido causa de varias quejas comunitarias porque:
- Incumple la legislación comunitaria: la Resolución que regula la captura de fringílidos, autoriza la captura de especies que no se pueden capturar, en periodos que no puede autorizarse la captura de aves (porque la apertura del periodo de captura se inicia a principios de junio, cuando algunas aves aún se encuentran en periodo de crianza).
- Al capturarlas se ponen en riesgo las poblaciones de jilgueros, pardillos y verderones, así como de otras especies protegidas o amenazadas que son capturadas “ocasionalmente” (como la cogujada, la totovía, el escribano montesino o la lavandera). Y cada vez es más evidente esta reducción de las poblaciones de los fringílidos que son objeto de captura. Un informe de la SEO sobre las poblaciones y el éxito reproductor de los fringílidos en Andalucía, revela que: “las poblaciones de estos tres fringílidos -jilguero, pardillo y verderón- (tanto andaluzas como del resto de Europa), tienen una productividad tan baja que cualquier extracción de la población mediante capturas contribuye a reducir aún más las poblaciones de estas especies”.
[ad#ad-1]A estas autorizaciones “excepcionales”, hay que sumarle los efectos de la caza clandestina. En los pasos migratorios, se cazan y capturan indiscriminadamente las aves migratorias, sin tener en cuenta si son especies cinegéticas o protegidas.
En resumen, la caza y captura de aves insectívoras implica la disminución de las poblaciones de estas aves, y esto trae consigo consecuencias negativas (que se manifiestan tanto en nuestra región, como en el ecosistema europeo):
- Si eliminamos las aves insectívoras: aumentarían las plagas de insectos, perjudiciales para la salud humana y para el rendimiento de cultivos agrícolas; rompiéndose así el equilibrio ecológico entre las especies.
- Si se capturan los fringílidos: no se dispersaría el matorral mediterráneo en los bosques de Europa y España.
- A parte, el consumo de estas aves presenta graves riesgos: las aves insectívoras pueden ser portadoras de numerosos parásitos y pueden acumular grandes concentraciones de pesticidas. Por tanto, su consumo entraña graves riesgos para la salud humana, al no existir control sanitario alguno (por ser ilegal su caza y captura).