Los japoneses exprimen el Mediterráneo, se teme por el final del cerdo ibérico porque su legalización en EEUU dispara la demanda y el atún rojo está en las últimas por culpa del mercado del sushi, pero ¡atención señores y señoras!:España contribuye a los desastres ecológicos en los países del sur, es uno de los países «depredadores».
España participa también en el mercado global agresivo basado en importaciones masivas que, a menudo, desembocan en la extinción de especies y la muerte de ecosistemas.
Ferrán García, uno de los impulsores de la campaña «no te comas el mundo» denuncia que el modelo de producción intensiva en los países del sur e importación masiva por parte de los países del norte, entre los que está España, acaba con la seguridad alimentaria de los países productores y genera efectos «gravísimos» en la ecología y en la población.
[ad#ad-1]Varios ejemplos:
- Hace 11 años, el cultivo de soja era casi inexistente en Argentina. Hoy en día, el campo argentino aparece cubierto por un gran manto verde de soja transgénica. España contribuye a este modelo latifundista, ya que es el sexto país del mundo que más soja importa. Según la FAO, Argentina produce más de 24 millones de toneladas de soja y es el segundo país, tras EEUU, que más exporta este producto, con lo que ha perdido el 46% de sus bosques. En 2003, España importó 6 millones de toneladas de oleaginosas, la mayoría de Argentina.
- El Salmón llegó a Chile a mediados de los 90, y en sólo 12 años ya compite con Noruega por ser la principal potencia exportadora. De las 12 multinacionales salmoneras, la mitad son extranjeras. Una empresa española «Pescanova» opera en este país.
EFECTOS NOCIVOS DE LA PRODUCCIÓN EN EL PAÍS DE ORIGEN
- SOJA: pérdida de ecosistemas, desforestación, contaminación por plaguicidas.
- SALMÓN: contaminación de lagos y del mar, explotación laboral, especie no autóctona que desequilibra el ecosistema.
Las consecuencias de la aplicación en la periferia de los monocultivos de exportación son importantes impactos sociales y ambientales. El empobrecimiento rural, la migración campesina a los suburbios urbanos, un aumento de la vulnerabilidad alimentaria, la destrucción o contaminación de los ecosistemas son algunos de ellos.
En definitiva, con la implantación de estos modelos agrarios, los actores de los países más poderosos son responsables de la pérdida de la Soberanía Alimentaria de esas zonas, al tiempo que contraen una Deuda Ecológica y Social sobre su población.
Ante esta situación, desde la Campaña «No te comas el mundo» proponen un modelo de consumo, comercio y producción agraria, alternativo, basado en el derecho a mantener la Soberanía Alimentaria y el reconocimiento, restitución y disminución de la deuda ecológica.